El agua caliente o fría NO abre ni cierra los poros: el mito que la ciencia desmiente
El mito más repetido del skincare.
Durante años, hemos escuchado que lavar el rostro con agua caliente “abre los poros” y enjuagar con agua fría “los cierra”. Esta creencia se ha transmitido de generación en generación, desde rutinas caseras hasta consejos de salones de belleza.
Sin embargo, la ciencia dermatológica moderna confirma que esto no es cierto. Los poros no tienen músculos que se abran o cierren, y la temperatura del agua no puede cambiar su estructura.
🧬 Qué son realmente los poros
Los poros son pequeñas aberturas de la piel que permiten la salida del sebo y el sudor.
Cada poro está conectado a una glándula sebácea o sudorípara, pero no posee fibras musculares que les permitan “abrirse” o “cerrarse” a voluntad.
Según la American Academy of Dermatology (AAD), el tamaño de los poros está determinado principalmente por la genética, la cantidad de sebo, la elasticidad de la piel y la edad.
🔬 Por qué el agua caliente o fría no cambia su tamaño
El agua caliente puede ablandar temporalmente el sebo o la suciedad, lo que da la sensación de poros abiertos, pero no los abre físicamente.
El agua fría, por otro lado, puede causar vasoconstricción (los vasos sanguíneos se estrechan), lo que reduce el enrojecimiento o la inflamación, creando una ilusión visual de poros más pequeños, pero no los cierra.
Explicación científica:
- Los poros carecen de tejido muscular contráctil.
- La temperatura solo afecta la microcirculación y la superficie cutánea, no las estructuras internas del poro.
- Estudios publicados en Dermatologic Surgery Journal y Clinical, Cosmetic and Investigational Dermatology concluyen que ningún cambio térmico externo puede modificar el diámetro real del poro.
🧖♀️ De dónde surge esta creencia
Este mito proviene de rutinas faciales antiguas y de la sensación subjetiva que produce la temperatura:
- El vapor facial daba una sensación de limpieza profunda (por el sudor y la eliminación de impurezas).
- El agua fría al final del lavado dejaba una sensación de frescura y firmeza.
Con el tiempo, estas sensaciones se malinterpretaron como efectos directos sobre los poros.
💡 Lo que sí ayuda a mantener los poros “menos visibles”
Aunque no se abran ni se cierren, hay formas efectivas de reducir su apariencia:
- Limpieza adecuada: Usa limpiadores suaves con ácido salicílico o niacinamida.
- Exfoliación química: Los AHA/BHA ayudan a eliminar células muertas que obstruyen los poros.
- Protector solar diario: El daño solar reduce la elasticidad y hace que los poros se vean más grandes.
- Mascarillas de arcilla o carbón activo: Absorben exceso de grasa y minimizan el brillo.
🚫 Lo que debes evitar
- Usar agua demasiado caliente: puede irritar la piel y alterar la barrera cutánea.
- Aplicar hielo directamente: puede dañar capilares y causar sensibilidad.
- Exprimir puntos negros: agranda los poros y deja cicatrices.
🧠 Conclusión: el tamaño del poro no se cambia con agua
Ni el agua caliente “abre” los poros, ni el agua fría los “cierra”.
Lo que sí puedes hacer es mantenerlos limpios y menos visibles con una rutina de cuidado equilibrada y productos adecuados.
La próxima vez que escuches este mito, recuerda: la ciencia ya habló, y tu piel te agradecerá que no la sometas a extremos de temperatura innecesarios.
